Como hemos aprendido en la clase anterior, para realizar nuestras actividades diarias, como respirar, caminar o realizar deporte, necesitamos constantemente energía.
Los seres humanos conseguimos los nutrientes a partir de otros organismos y con la ayuda del oxígeno, se obtiene la energía que está presente en los alimentos. Sin embargo, ¿De dónde se obtiene esa energía?
La energía que necesitan los seres vivos para sobrevivir proviene del Sol.
La energía del Sol llega a la Tierra y es captada por los productores, los cuales utilizan la energía lumínica para fabricar su propio alimento y, parte de esta energía queda disponible para los consumidores que se alimentan de los productores. Por lo que, de esta manera, la energía fluye siempre desde los productores hacia los consumidores.
A continuación, revisaremos cómo los alimentos que ingerimos obtienen la energía a través de este sencillo ejemplo sobre una manzana.
La energía lumínica que emite el Sol se transfiere a las hojas del árbol.
Las hojas del árbol transforman la energía lumínica en energía química, mediante el proceso de fotosíntesis. Esta energía química proporciona nutrientes para la formación de las manzanas.
Recordemos que la fotosíntesis es un proceso que realizan los vegetales, donde se transforma la energía lumínica proveniente del Sol. La energía radiante del Sol es captada por la clorofila y transformada en energía química, la que se almacena en las semillas, hojas y frutos.
La fotosíntesis es la transformación de energía más importante que se realiza en la Tierra, ya que gracias a que los productores pueden captar la energía proveniente del Sol y transformarla, los animales y seres humanos podemos sobrevivir.
Por lo que, si regresamos al ejemplo de la manzana, esta almacena energía química en su interior.
Si nos comemos la manzana, recibimos la energía química y la transformamos en energía cinética. Esto nos permite correr, caminar, realizar deportes, etc.