La realidad, el cambio y el sentido de la vida
En esta clase nos concentraremos en analizar la importancia de la filosofía en nuestras vidas. Ya hemos avanzado bastante en algunos temas introductorios que nos han permitido conocer de aquellos aspectos históricos, culturales, sociales y religiosos que permitieron el surgimiento de esta novedosa forma de comprender la realidad en la que vivimos, ¿lo recuerdas?
En esta oportunidad vamos a dar un nuevo paso para descubrir la importancia de preguntarnos por la realidad, los cambios que hay en ésta misma y de un modo muy especial atender a una pregunta compleja, pero que vale la pena hacerla de vez en cuando: el sentido de la vida, de nuestra vida, el sentido de la vida de los que conviven cerca de mí.
Para dar inicio a este nuevo aprendizaje te proponemos el siguiente ejercicio. Más abajo aparece una imagen que precisa de tu atención. Obsérvala por unos minutos y trabaja en la siguiente pregunta:
¿Qué es lo que te llama la atención de la imagen?
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Seguramente, en algún momento habrás visto a más de alguna persona en ese tipo de situación. Puede que, a algunos de los que pasaban por aquel lugar les haya preocupado, a otros, tal vez, lo hayan tildado como a un ser extraño, y puede que, a otros este hecho les haya sido indiferente. De cualquier forma, no es por mera casualidad que alguien pueda llegar a esa condición.
En el mundo en el que habitamos, las preocupaciones parecen sobreabundar y puede que en ciertos momentos preguntas tales como ¿por qué estamos aquí?, ¿hacia dónde nos dirigimos?, ¿cuál es el sentido de la vida que llevamos?, sean recurrentes en el quehacer cotidiano de las personas, pero con la salvedad de que no existe algún programa computacional que te dé una respuesta acabada sobre estas interrogantes.
¿Recuerdas que en las clases anteriores pudimos apreciar cómo fue que el hombre griego pudo responder a las interrogantes que lo afectaban?, sobre todo aquellas que tenían que ver con los fenómenos naturales que a diario acontecían delante suyo. Si bien es cierto, que de ese tiempo han pasado una cantidad importantes de siglos, pero, aun así, pareciera ser que las interrogantes que describíamos más arriba siguen estando vigentes hoy en día. Diríamos, entonces que estos hombres griegos fueron los primeros en hacer preguntas sobre cuestiones que hoy siguen vigentes: ¿Quiénes somos, de dónde venimos y hacia donde nos dirigimos?
Si te fijas muy bien, este tipo de interrogantes que, si bien es cierto, son muy antiguas retumban con más fuerza en el medio de un mundo que tiende al exitismo y el poder económico, al tener más que al ser, sin importar cómo se llegue a ese triunfalismo. De cierto modo, existe un descuido de lo humano y con ello los efectos que puede tener este ejercicio mediático, sobre todo en términos de experiencias existenciales. En efecto, los tiempos griegos son muy diferentes a los de hoy, pero sin duda que sus preocupaciones son tan contextualizadas que bien vale la pena considerarlas. No en vano el hacer preguntas sobre temas tan complejos como qué es la realidad, los cambios que ésta experimenta y de qué manera ambas pueden afectar el sentido de la vida de cada sujeto que existe en esta parte de la historia.
No obstante, existe la percepción de que tales interrogantes no parecieran tener una respuesta total, acabada, cuyos efectos estarían remitidos a una especie de manual, es decir, a un cierto tipo de formulismo que nos indicarían cómo resolver los dilemas existenciales. Por lo menos en una parte de estas preocupaciones, el mundo griego intentó reflexionar durante muchos años y describir las posibles razones de cómo, cuándo y por qué las cosas surgieron y conformaron la realidad.
En lo que respecta a la actualidad, de cierto modo, es el propio individuo el responsable de reconocer la realidad en la que habita, percibir que los cambios se dan en una secuencia que resulta imposible poderlos detener y, a la vez, cómo estos factores tan propios de la existencia se remiten a la valorización de la propia vida. En rigor, es el propio sujeto el que debe orientar su existencia reconociendo sus aciertos y errores en una dinámica que constituye su presente. Lo que viene a un no es posible determinarlo, por lo tanto, no debería ser una preocupación constante, más que el aprendizaje del pasado y el fortalecimiento del presente existencial de cada uno, y en eso la filosofía tiene mucho que aportar.
Entonces, una razón más para estimar que la filosofía es una alternativa para poder comprender aquellas preguntas que continúan afectando al ser humano. Si al principio, el hombre griego del siglo VII a.C., encontraba en los relatos mitológicos una forma de responder a aquellos fenómenos, ahora, resulta que el hombre requiere de una estrategia más o menos parecida para descubrir el origen de lo que podríamos llamar, el sin sentido de la existencia o la percepción de que nuestra realidad tiene sentido.
Pues bien, resulta ser que después de que el hombre griego dejó atrás ese pensamiento mágico y se concentró en analizar los acontecimientos a partir de un ejercicio intelectual, bastante agua pasó por debajo del puente de la existencia. Así es, pues, de hecho, no es por mera casualidad que los primeros pensadores dieron origen a una forma de pensar, preguntar y responder ante los dilemas que lo afectaban, considerando una cualidad muy particular que poseen todos los seres humanos: La razón (Logos: la palabra pensada).
Y no se trataba de que estos personajes hayan tenido la razón de todo lo que hacían o dejaban de hacer, sino que antes bien, es a partir, precisamente de ese ejercicio intelectual notable, es que comienza a transformar su propia historia y con ello una posibilidad concreta de explicar objetivamente los misterios de la existencia. Así lo hicieron los denominados filósofos presocráticos y todos los filósofos que surgieron a partir del siglo VI a. C., hasta nuestros días.
Para poder ayudarte a comprender mejor los contenidos de esta clase vamos a definir algunos conceptos que son fundamentales que los tengas muy claro, con la única finalidad que podamos acercarnos lo más posible a respuestas sobre las interrogantes que describimos más arriba. Además, más adelante, revisaremos algunas ideas de unos grandes filósofos como Platón y Aristóteles, los cuales nos proporcionarán una mirada muy especial respecto de la realidad, de los cambios que experimenta esta misma y de qué forma estos factores afecta el sentido de la vida.
a) ¿Qué entendemos por realidad?
En términos simples solemos entenderla como aquella que existe, que es perceptible, accesible, comprensible y analizable por la ciencia y la filosofía. Todo aquello que es verdadero y que, de cierto modo, ha perdurado en el tiempo, por lo mismo, por ser algo real como la vida, el conocimiento, el aire que respiramos, las palabras, los números, el universo, la naturaleza, el mundo en el que habitamos.
Recuerda que los antiguos griegos en el siglo VII a.C., explicaban la realidad a partir de creencias religiosas y mitológicas. Digamos que se convirtieron en expertos en describir la realidad a través de historias fantásticas. Era la forma primitiva, en términos de conocimientos, de analizar lo que existía. Más adelante, los primeros filósofos como los presocráticos analizaron la realidad experimentalmente por medio del uso de la razón. Situación que provocó una transformación en la forma de comprender la realidad. En este intento consideramos a Tales, Anaximandro, Anaxímenes, Heráclito, Parménides, Empédocles, Demócrito, Pitágoras, entre otros.
Estos personajes dieron el puntapié inicial para que más adelante la ciencia empírica se encargara de analizar la realidad de un modo más concreto y objetivo. Entonces, como podrás apreciar, pareciera ser que, en este período, siglo VII a.C., se dio inicio a la búsqueda de la comprensión por la realidad, lo objetivo, el sitio donde habitamos y de qué forma éste mismo puede afectar nuestra existencia.
b) ¿Qué entendemos por cambio?
Cuando hablamos de cambio, nos referimos a toda acción que provoca una transformación de algo, una transición de un estado a otro ya sea de un individuo, de un objeto o situación determinada. Si lo analizamos desde esa óptica los cambios son una constante en la existencia cotidiana; todo cambia, todos cambiamos. Eso ya lo había pensado Heráclito, ¿lo recuerdas?
Este filósofo presocrático creía que los cambios eran constantes e inevitables, que era casi imposible que una cosa, objeto o nosotros mismos permaneciéramos igual por mucho tiempo. Muy célebre es su frase: "no nos podemos bañar dos veces en las mismas aguas, puesto que algo de estas aguas han cambiado". Además, creía que lo único que a lo cual debemos atender es a nuestros sentidos, pues estos no nos engañan.
Para Heráclito la realidad que percibo en lo cotidiano es la que importa, lo demás está por venir y no sabemos de qué trata. Así es que la transformación de la realidad es algo que el ser humano no puede controlar; es un fenómeno que está implícito en ésta misma. Lo complejo en esta parte de la historia plagada de tecnología viene de alguna manera, a ratificar lo que este filósofo creía. Hoy en día los cambios son muy rápidos; lo que ahora es lo último en tecnología ya lo dejó de ser en cosa de minutos, puesto que otro avance tecnológico lo superó, mutó, cambió para hacerlo mejor que el anterior. Por ende, ¿cuánto más pueden afectar al ser humano?
C. El sentido de la vida
En términos prácticos preguntarnos por el sentido de la vida conlleva inevitablemente a interrogarnos a nosotros mismo: ¿qué sentido tiene vivirla?, por ejemplo. ¿En qué o sobre qué se justifica nuestra existencia o la vida que intentamos llevar? No resulta fácil poder contestarla, puesto que es una pregunta que nos interpela a todos y, por lo tanto, merece una respuesta al nivel de su complejidad. Puede que esa complejidad sea una de los factores cruciales que aún mantiene esta interrogante en el tiempo.
Pero, ¿qué sentido tiene preguntarnos por la vida? ¿Habrá alguien que sea lo tremendamente sincero para responderla? En ese sentido, los antiguos filósofos descritos se atrevieron a responderla desde su propio contexto vivencial, con aciertos y equivocaciones, evidentemente, pero, diríamos, que fueron los primeros en proporcionar una respuesta procedente desde su propia concepción humana, es decir, no buscó intermediarios para responder a los sucesos que le afectaban su diaria existencia. Diríamos que se hicieron responsables de su propia realidad existencial.
Responderla supone una serie de alternativas, algunas más superficiales o más profundas; el panorama de respuestas es amplio: están las religiones, las distintas ideologías, corrientes filosóficas humanistas, materialistas, entre otras. Pero para cada persona habrá una respuesta particular, o mejor, la respuesta tendrá una especificidad según los tiempos, lugares y sujetos. Se trata nada más y nada menos de una pregunta tal vez la más crucial y las importante a la que el hombre y la mujer se han tenido que enfrentar inevitablemente.
De cualquier manera, responderla no está escrito en ningún tipo de oráculo o libro de recetas. Estamos lanzados a la existencia, de cierto modo, estamos obligados a existir, a vivir la vida y lo único de lo que tenemos una certeza absoluta es que algún día ésta llegará a su término. De ahí la importancia que reviste su propósito: vivir la vida con sentido para encontrar nuestro destino en medio de las incertidumbres propias de la existencia. En este punto, los antiguos filósofos griegos fueron los primeros en encontrar sentido a todo lo que acontecía a su alrededor.
No fue un proceso fácil, antes bien requirió un tiempo determinado para encontrar respuestas a las interrogantes que lo afectaban. Vemos en estos pensadores griegos la genialidad de establecer un nexo entre los hechos misteriosos que ocurrían en el universo y en la naturaleza, y la capacidad para introducir una nueva lectura de los acontecimientos a través del uso de la razón y de su propia experiencia vital.
Ciertamente que hoy los tiempos son diferentes. Han pasado ya más de tres mil años desde que aquella vez en que estos pensadores se propusieron emprender un camino asistidos por la razón, que les permitiera un acercamiento a las razones primordiales de la existencia. Tal ejercicio traspasó la historia humana y sigue vigente en estos días, por lo que bien vale la pena considerar para tener mayor claridad sobre los factores que circundan la existencia, y en último término, encontrarle el sentido a la vida que llevamos, sin importar el camino o la ventana en que atravesamos o la vemos pasar. Llegará inevitablemente el momento en que cada uno de nosotros tengamos que hacernos cargos de esta pregunta y de responderla con la mayor sinceridad.
Como te podrás dar cuenta, la filosofía desde que surgió como pensamiento racional en el mundo griego, ha intentado responder a los dilemas existenciales que continúan afectando la condición humana. En la próxima clase conoceremos el aporte sobre estos temas descritos más arriba, de un gran filósofo llamado Platón. Te esperamos…
Desglose de respuesta esperada
– ¿Qué es lo que te llama la atención de la imagen?
Un hombre mirando al horizonte, esperando que alguien lo recoja y lo saque del sitio en donde se encuentra. No sabe a dónde ir. Mientras espera que alguien lo rescate, piensa cómo pudo haber llegado a esa condición. Al parecer no tiene respuestas y su vida se sumerge en la incertidumbre.