1- Contextualización
Dentro del género lírico existen elementos que son primordiales para comprender esta manifestación de la literatura. Uno de ellos es el yo o hablante lírico quien representa la voz que nos habla en el poema y que transmite sentimientos y emociones desde tres distintas posiciones o perspectivas que, a continuación, veremos en detalle. Es necesario aclarar que, aunque un poema fuese biográfico, el hablante no necesariamente se trata del autor mismo, sino que sigue siendo un ser ficticio.
a- Actitud enunciativa: se caracteriza porque el lenguaje empleado por el hablante lírico representa una narración de hechos que le ocurren a un objeto lírico. El hablante intenta narrar los sentimientos que tiene de esa situación, tratando de mantener una cierta objetividad, describiendo situaciones, lugares, personas u objetos.
Una clave textual para poder descubrir cuándo estamos frente a esta actitud es si en los versos del poema se utiliza la tercera persona gramatical, tanto de manera singular como plural. Asimismo, podemos establecer una relación de semejanza entre la actitud enunciativa y la función referencial del lenguaje. Veamos ejemplos de textos poéticos en los que predomina esta actitud:
La tarde está muriendo
como un hogar humilde que se apaga.
Allá, sobre los montes,
quedan algunas brasas.
Y ese árbol roto en el camino blanco
hace llorar de lástima.
¡Dos ramas en el tronco herido, y una
hoja marchita y negra en cada rama!
(Campo, Antonio Machado)
En el fragmento anterior existen dos claves textuales que reflejan el predominio de la actitud enunciativa del hablante lírico: los adjetivos con los que se describen los objetos y el uso de la figura literaria llamada comparación o símil, presente en el segundo verso.
Cabalgó los espacios con las dunas en el hombro,
animales azules de otras lunas le seguían el nombre,
las distancias.
Las calles le eran ajenas,
las casas
los caminos,
los juzgados,
los metales fuera del alma de la tierra.
Él iba lejos a despojarse de sí mismo,
quería devorarse,
hacerse olvido,
estaba harto y lúcido,
se había hastiado de su piel de hombre
En este poema vemos que predomina la actitud enunciativa, puesto que el hablante narra las acciones que va realizando directamente una tercera persona, lo que se refleja en cada forma verbal que aparece en el texto.
b- Actitud apostrófica: En esta actitud el hablante lírico asume una posición más “activa” dentro del discurso poético, dirigiéndose a un “tú”, esperando una respuesta de este “receptor”. La interacción del hablante con ese “alguien” se puede identificar gracias al uso de la segunda persona gramatical y a la presencia de vocativos. Asimismo, podemos relacionar esta actitud con la función apelativa o conativa del lenguaje. Además de esta característica, es importante agregar que el objeto lírico no es estático, dado que puede interactuar y responderle al yo lírico. Veamos algunos ejemplos en donde predomina la actitud apostrófica:
“Para hacer un poema dadá”
Coja un periódico.
Coja unas tijeras.
Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta
Darle a su poema.
Recorte el artículo.
Recorte enseguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y
métalas en una bolsa.
En el siguiente fragmento vemos cómo el hablante interpela a un “tú” a través de preguntas y exclamaciones:
¡Subes centelleante de labio y de ojeras!
¡Amor, en el mundo tú eres un pecado!
¡Platónico estambre
que existe en el cáliz donde tu alma existe!
¿Algún penitente silencio siniestro?
¿Tú acaso lo escuchas? ¡Inocente flor!
c- Actitud carmínica o emotiva: Se caracteriza por expresar los sentimientos y mundo interior del propio hablante lírico. Por esta razón, predomina la primera persona gramatical. Además, la carmínica es la actitud lírica donde se aprecia una mayor subjetividad frente al objeto y motivo lírico de cada texto poético, por lo que podemos establecer una relación directa con la función emotiva del lenguaje. Veamos algunos ejemplos:
Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte
tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte
tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
Si realizamos una lectura superficial del fragmento anterior, podríamos decir que pareciera que el hablante se dirige a un tú, es así, sin embargo, lo que predomina en este poema es la expresión de sentimientos propios del yo lírico, lo que podemos ver en los verbos, todos ellos en primera persona.
Lo mismo ocurre en el siguiente fragmento, en donde, a pesar de que describe algunos elementos, lo fundamental es expresar emociones y estados anímicos:
triste esta mi alma
porque a la puerta está tu partida
y en ella está mi vida
muero lentamente por tu huida
como ladrón te fugaste y te llevaste
mi corazón hoy muere mi alma de dolor.